Fe politizada
El escándalo generado por las declaraciones de la líder
de la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional, María Luisa
Piraquive sobre la participación de las personas discapacitadas en el púlpito,
pone en entredicho nuevamente el binomio fe y política.
Aunque se trata de un asunto eminentemente religioso y
hasta podría decirse que interno propio del manejo de una iglesia, esto podría
terminar afectando a un grupo político como Mira que nació de las entrañas de
ese grupo que tiene millones de fieles en Colombia y otros países.
Esto termina afectando a Mira, cuyos congresistas se han
destacado por sacar adelante varias leyes importantes y han sido considerados en
algunas ocasiones como los mejores por su trabajo legislativo. Y lo perjudica
porque, precisamente, la líder religiosa María Luisa Piraquive, es la madre de
la líder política, Alexandra Moreno Piraquive.
Pero no es sólo el parentesco familiar de las dos líderes o la mera relación religiosa, sino que la iglesia se ha convertido en un
verdadero fortín político. Para nadie es un secreto que desde el púlpito y en reuniones
religiosas se ha hecho proselitismo a favor de sus candidatos.
El uso del púlpito para esos fines es reprochable. Nadie
puede desconocer ni cuestionar la actividad política individual. Cada quien
define a quien apoya o promociona como candidato, pero hacer un cruce de fe y
política en un mismo escenario desde la iglesia y más desde el lugar de la
predicación, merece un fuerte rechazo. Y es un tema que merece el repudio
cuando se utiliza desde cualquier iglesia que se dice cristiana.
“La fe es un
asunto personal que no debe combinarse con la política desde los atrios de las
iglesias. Desde los púlpitos no se debe hacer propaganda por algún candidato o
por un partido político” escribí el
24 de octubre de 2011 a propósito de las elecciones para alcaldía.
Agregué que: “hay
muchos escenarios que podrían servir con ese propósito, pero permitir que desde
los púlpitos se haga proselitismo en favor de alguien en particular viola las reglas de juego de neutralidad que
deben tener las iglesias, entre otras razones porque los fieles pertenecen o
siguen a diferentes partidos y movimientos políticos o, simplemente, no cree en
ellos”.
“Los
pastores o religiosos desde sus púlpitos, sí pueden orientar sobre la clase de
dirigente que se necesita en un país, un departamento, un municipio o una
ciudad, pero invitar a votar por alguien afecta su imparcialidad”, señalé en ese momento.
El episodio de Mira pone nuevamente en entredicho ese
binomio malsano fe y política. Las declaraciones que originaron todo este
embrollo puede terminar costándole a Mira su continuidad en la política si
opera el voto castigo y no alcanza el umbral.
*Caricatura de Leo
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