Mercado persa
El sistema transmilenio que debería estar blindado de
los problemas que enfrenta el servicio público de transporte tradicional como
buses,busetas y colectivos comienza a ser vulnerado.
Desde hace unos meses, los usuarios del sistema
comenzamos a ver con preocupación como transmilenio se está viendo inundado de
un mercado persa que incluye la presencia de vendedores de dulces y otros
elementos, así como de personas que se suben a los articulados a pedir ayuda
económica.
Aunque esporádicamente se hace una invitación a los
usuarios a no comprar los productos, ni dar dinero a quienes se suben a los
buses, no hay suficiente control de las autoridades ni de la empresa operadora
del sistema para evitar que esto suceda.
Hace unas semanas en el recorrido entre la calle 32 y
la estación de Mazurén, se subieron 6 personas para pedir dinero o vender algún
producto sin que ninguna autoridad ejerciera algún control y, peor aún, aunque
se ha hecho un llamado a los usuarios de los articulados desestimular estas
practicas, muchos no han tomado conciencia y las patrocinan.
Nadie está en contra del derecho al trabajo ni
desconoce las dificultades de muchas personas, pero se supone que el sistema
transmilenio debe generar un servicio de calidad para que el pasajero viaje con
la mejor comodidad posible.
Hay quienes me dirán que existen otros problemas más
graves como el sobrecupo, la inseguridad, las deficiencias en la prestación del
servicio que generan caos en las estaciones y portales a la hora de ingresar a
los articulados o la demora en muchas rutas para recoger pasajeros. Todo eso es
cierto y he tenido que soportarlo, pero agregarle otro aspecto negativo al
servicio deja mucho que desear.
Tanto Transmilenio como empresa y las autoridades
deberían prestarle más atención a todo lo que afecta el sistema porque no sólo
lo hace es poco amable para los usuarios sino que cada día se van sumando
nuevos elementos para convertirlo en inviable.
Y va camino de serlo por todos los aspectos negativos
que se han ido sumando. A las deficiencias en el servicio que vivimos los
usuarios diariamente, la inseguridad y el mercado persa se convierten en otros
lunares que van minando la confianza ciudadana en un sistema que prometía ser
la solución real al caos del transporte público, pero hoy está en entredicho.
Cada vez transmilenio se le parece más al servicio
público tradicional y si se quiere, en algunos casos está peor y si no se toman
las medidas necesarias, definitivamente será inviable.
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