¿Y los derechos de mi hijo?

Hacer público tanto dolor y tanta injusticia no es fácil, pero a veces no queda otro camino. Se cierran los espacios, el tiempo pasa y se sigue por el camino tormentoso de la imbecilidad, el egoísmo y la estupidez.

Tal vez usted tuvo la oportunidad de leer mi carta a un hijo ausente http://www.sincandado.com/2013/05/carta-un-hijo-ausente.html (6/02/15) y pudo entender que ese dolor comenzó desde el mismo momento en que ese ser deseado y anhelado se encontraba aún en el vientre.

Dos años después de su nacimiento y de ausencia volví a hacer publica la situación en un texto que reflejó el mismo sentimiento de frustración porque a pesar de una decisión judicial a mi favor nada cambió: http://www.sincandado.com/2015/10/24-meses-de-ausencia.html (17/10/15).

Un mes después no aguanté las ganas y regresé a la palabra escrita para decirle a Ismael Contreras que esta lucha seguirá y que a pesar de todo, aquí estaré con la armadura puesta y con el deseo de que un día sentados frente a frente me pueda decir papá y yo: hijo mio!! http://www.sincandado.com/2015/11/carta-ismael.html (22/11/15).

No fueron las únicas palabras dichas en estos más de tres años de lucha y dolor. A mi hijo le envié unas cuantas cartas que nunca supe si se las leyeron pero que espero darle algún día personalmente.

Lo que uno no puede entender y causa cierta indignación es el papel que han cumplido en este caso la justicia y una entidad como el ICBF que están llamados a proteger los derechos de los niños.

Aunque hubo una decisión judicial a mi favor por parte del Juzgado Primero de Familia del Circuito de Medellín (Juez Katherine Andrea Rolong Arias) por una demanda que yo interpuse para el reconocimiento de mi hijo, el fallo se limitó, exclusivamente, a los aportes por cuota alimentaria, (obligación que se ha venido cumpliendo desde el mes de septiembre de 2015), pero se abstuvo de fijar un régimen de visitas y demás derechos. El argumento: la contraparte no asistió a la diligencia de conciliación que se realizó el 11 de agosto de 2015.

Si bien se decretó la paternidad teniendo en cuenta el resultado de la prueba de ADN y se fijó la cuota mensual para su manutención, se le negó algo muy importante. El argumento como mencioné anteriormente fue que la contraparte no se presentó a la diligencia. Es decir, la audiencia fue válida para fijar responsabilidades del padre pero no para proteger los derechos del hijo a ver su padre ni los del padre a ver su hijo.

Así las cosas, debía comenzar otro proceso. Es increíble pero fui yo quien demandé, fui yo quien luchó durante tres años para que me fuera reconocido mi hijo y ahora tenía que iniciar otro pleito para tener acceso a Ismael. Ni siquiera se tuvo en cuenta que la demandada se burló varias veces de la justicia al no asistir a dos citaciones para la práctica de la prueba de ADN (en la tercera acudió porque se le iba a procesar por contumacia) y también se negó a concurrir a la audiencia de conciliación para la decisión de paternidad.

Sobrepasando esos casi 36 meses de desgaste físico, emocional y económico por los constantes viajes a Medellín,  el 7 de septiembre del año pasado acudí a la instancia que parecía la adecuada para que se le permitiera a mi hijo tener acceso a su padre. Solicité el apoyo del Instituto Colombiano de Bienestar Familias (ICBF) en Bogotá.

Ese día solicité que se adelantara una visita a Ismael en su hogar para conocer su estado físico y condiciones en las que vive, además de un acompañamiento sicológico, la posibilidad de tener acceso a mí con la presencia de un especialista y establecer el régimen de visitas a que tiene derecho toda vez que el 2 de septiembre de 2015 se cumplió con el proceso de registro en la Notaria 25 de Medellín, de acuerdo con la sentencia emanada por el Juzgado Primero de Familia de Medellín. (Notario Jorge Iván Carvajal Sepúlveda).

Dos días después (9 de septiembre) la funcionaria encargada me orientó sobre los pasos que se debía seguir pero para avanzar en este nuevo proceso le pedí el favor que me ayudara para conocer el nombre de la persona que atendería mi caso en Medellín. Volví a comunicarme con ella el 14 de septiembre reiterándole mi solicitud. Su respuesta: “Tan pronto me lo envíen te lo mando”. Nueve meses después sigo esperando.

¿Esa es la ayuda que uno recibe del ICBF? ¿Esa es la entidad encargada de velar por los derechos de los niños? ¿Por qué no se hizo nada para que a mi hijo se le protejan sus derechos? ¿Por qué no se protegen los míos?¿Por qué una simple razón demora nueve meses? ¿Será que es un caso que no le va a dar figuración a su directora en los medios de comunicación y por eso no movieron un dedo?

Yo seguiré en mi lucha, pero lo que realmente molesta e indigna es que uno como ciudadano acuda al ICBF para tener acceso a su hijo y ni siquiera reciba una ayuda efectiva. ¿Si hubiera sido yo quien estuviera faltando a mi deber o me hubiera negado a reconocer la paternidad de mi hijo, no estaría en la cárcel? ¿En ese caso el ICBF sí me incluiría en las estadísticas que tiene de padres irresponsables?


Reclamo el derecho que tiene mi hijo a saber quién es su padre y el que tengo yo como padre a decirle a mi hijo cara a cara que lo amo.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Gracias por su valentia y por seguir luchando. Nosotros llevamos 9 meses peliando para que mi esposo logre ver a su hijo de 5 años y este reciba la atencion medica adecuada de acuerdo a su transtorno y en lugar de ver las mas minima luz de justicia solo encontramos un pais corrupto, jueces que les vale 5 las vidas infantiles y los derechos humanos. Al igual que usted seguiremos luchando y tengalo por seguro que la union hace la fuerza y que todo en esta vida se paga.
Anónimo ha dicho que…
Te admiro por la valentía, ese es el VERDADERO AMOR DE PADRE, tanto a ti como a mi nos ha tocado enfrentarlo. ÁNIMO NO DESFALLEZCAS.
Vlado ha dicho que…
Javier, no sabes lo feliz que me siento al encontrar a alguien como vos. Lo de feliz te lo puedo contar luego. Me gustaria ponerme en contacto con vos, me podrias enviar un correo a vgtoro@gmail.com ? De antemano gracias.

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