La culpa es de todos
Por: Camilo Contreras MD
@MDJuanContreras
Existen mil y una cosas por cambiar en el sistema de
salud. Es claro que enterarse del cartel de la hemofilia, del cartel del VIH y
las más recientes denuncias de pacientes sobre posible cartel del cáncer,
"desinfla” a cualquiera que tenga ganas de trabajarle a la salud de este
país, pero no es momento de desfallecer.
El desfalco a los dineros de la salud debería ser un
crimen severamente castigado. No tengo claro si el Estado colombiano no se ha
dado cuenta de que cada centavo que se roban de “la platica de la salud”
significa la pérdida de fuerza y del músculo trabajador para el país.
Embarazos en adolescentes que limitan su utilidad para
una sociedad que les necesita, diagnósticos y tratamientos tardíos para cáncer
que limitan la sobrevida y aumenta la morbilidad, gastos innecesarios al no
brindar tratamientos óptimos o no dar continuidad a ellos en las patologías
crónicas que llevan a hospitalizaciones innecesarias y prolongadas, y por último; y siendo más importante, vidas
de personas y a cuyos familiares no se les responde.
Pero el problema no son solo “esos que están arriba
robándose la plata”, el problema es de cultura, de mera educación que inicia
desde el hogar donde es frecuente que sea enseñada la teoría del más vivo: si
le dan más de vueltas, no diga nada, si el semáforo esta en rojo pero no viene
nadie, pásese, si se puede colar en fila, hágale.
Pacientes que acuden a consulta a reformulación de un
medicamento a pesar que tienen “cajadas” en la casa de lo mismo, no se les
instruye que el principio del aseguramiento no es que “porque nunca he usado el
seguro, ahora que vengo quiero resonancias desde el cráneo hasta el hallux”;
no, no es acumulativo, no es reembolsable, no es retroactivo; culpa compartida
con algunos profesionales que por miedo a demandas terminan aceptando las
peticiones extravagantes de los pacientes. (Cabe aclarar que dicho miedo, si
bien justificable, es completamente errado).
Le hemos intentado echar tantas veces la culpa al Estado
de los problemas de salud que no vemos en frente de nosotros, pastores de
iglesia cuyos ingresos incontables pagan salud sobre el mínimo, tutelas
exorbitantes que nuestros jueces conceden, cuando le pedimos a las auxiliares
de caja que nos pasen a una cita sin cobrarnos porque somos del personal
asistencial, tomar exámenes especializados sin cobros e incluso innecesarios
aprovechando calidad de personal administrativo o gerencial en una IPS o EPS,
no manteniendo nuestros conocimientos acordes a las necesidades de la
población.
Somos la base del sistema de salud y hemos sido silentes
ante todas las cosas que nos han arrojado a la cara. Esto gracias a una muy
pobre formación en el marco legal que nos rige como profesionales y sobre el
cual estamos obligados a responder. Nos formamos en atención hospitalaria y
dejamos de lado lo principal, por lo que somos médicos: la atención primaria,
evitar que la población se enferme, ser gestores de la salud, ser docentes y
aprendices a cada momento.
Los diferentes carteles descubiertos recientemente
alarman a la opinión pública y todos abren los ojos y generan desconfianza en
todo el sector, pero si no cambiamos desde lo propio, desde lo más pequeño, la
fuga de los recursos de salud nunca mejorará. Es hora de educar, no solo en
temas asistenciales si no también en temas financieros, tenemos un sistema de
salud con recursos limitados y el pretender que se cubra todo, para todos, sin
restricciones y sin control, es un sinsentido.
Caricatura: Safady
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