El lenguaje “políticamente” correcto
Por: Alba Lucía García S.
Siento que hoy, cuando el mundo habla y reclama con mayor fuerza la libertad de expresión como un derecho, es más difícil decir las cosas que se piensan de manera genuina y sin preocuparnos de las consecuencias o las etiquetas a las que se supedita nuestro discurso. Con ese sinsabor propio, la expresión “políticamente correcto” ha cobrado mayor fuerza en los últimos años bajo el entendido de que debemos expresarnos teniendo en cuenta los valores de todos los grupos humanos y evitando cualquier posible discriminación u ofensa hacia ellos por motivos de sexo, raza, ideología política, religión, etc.
Primero permítanme aclarar que mi malestar no es causado
por el uso del lenguaje o de un comportamiento inclusivo, que busca corregir la
desventaja que han tenido algunos miembros de ciertos grupos a lo largo de la
historia -como las mujeres-, todo lo contrario. Mi malestar radica en que se
utilice la palabra ‘políticamente’ en un país donde sólo algunos políticos
pueden calificarse como ‘correctos’ y muchos si caben dentro del adjetivo ‘incorrectos’
o ‘imperfectos’; mi incomodidad es frente a la necesidad que tenemos los
colombianos de hacer parte de las cosas sin entenderlas y sin apropiarnos de
ellas.
Varias fuentes señalan que la expresión “políticamente correcto” nace del término
en inglés ‘corrección política’ (political
correctness) que se utilizó en la década de los ochentas para describir el
lenguaje, las políticas o las medidas destinadas a evitar ofender o poner en
desventaja a los miembros de grupos particulares de la sociedad. Desde finales
de los años ochenta, el término se posicionó para evitar comportamientos
excluyentes o insultantes de grupos considerados históricamente discriminados. Quienes
se involucraron en este movimiento, anunciaban una política centrada en las
representaciones, los valores y las identidades – es decir, en una ‘política
cultural’. El objetivo no era otro que el cambio cultural como un trampolín para producir cambios sociales más
amplios.
Por ello, sería más adecuado apropiarnos en Colombia de
la expresión “culturalmente correcto”,
ya que es a través de la cultura, entendida como el conjunto de ideas,
comportamientos, símbolos y prácticas sociales que realizamos las personas, que
podemos generar inclusión y ser ‘correctos’. Es a partir de la red que se teje entre
la sociedad, cultura y lenguaje, que podemos crear discursos y prácticas
sociales que sean incluyentes y que conlleven a un cambio social.
Además, porque creo que desde la cultura y los ámbitos
privados se pueden generar cambios que van transformando el entorno de manera
paulatina, hasta que logremos una intervención directa en la política que la llene
nuevamente de valores y contenido. Hablar de lo “culturalmente correcto” implica que nos comprometemos con un cambio
social para que las identidades, los valores y las representaciones asociados a
la política no sean diferentes a las del ejercicio del poder en pro de las
mayorías, respetando el interés general, el imperio de la ley, la separación de
poderes y entendiendo que la democracia tanto representativa como participativa
son vitales.
Así, cuando lleguemos a una perspectiva equilibrada de la
importancia de la cultura, y especialmente del lenguaje en el cambio social,
tendremos una mayor comprensión del valor y la naturaleza de las
intervenciones culturales y su impacto dentro de las estrategias y tácticas
políticas. Cuando se produzca una reestructuración y una nueva legitimación de
la política que implique valores que todos compartimos como colectivo, podremos
hablar nuevamente de lo “políticamente
correcto”.
Twitter: @albaluc1a
Nota: Abogada especialista en Gestión Pública e
Instituciones Administrativas, Magister en Derecho Humanos y Democratización,
diplomada en Alta Gerencia Política y Gobernabilidad, así como diploma en
Configuración del poder político; y actualmente curso mis estudios de doctorado
en Estudios Avanzados en Derechos Humanos en la Universidad Carlos III de
Madrid.
Comentarios