La virtualidad abruma
En estos momentos tan difíciles para todos, la virtualidad se convirtió en un elemento esencial del día a día.
El trabajo en casa, las jornadas académicas, las compras, el pago de obligaciones, las visitas familiares y la celebración de fechas especiales, entre otros, encontraron en la virtualidad, ese nuevo escenario en el que nos tenemos que mover.
Se siente diferente, se expresa diferente, se vive de diferente. 2020 pasará a la historia como el año en el que nos tuvimos que refugiar en nuestras casas convertidas en oficinas, sitios de trabajo o estudio y, ante todo, en el cuartel general en esta lucha contra una pandemia que crece y que parece seguir arrasando. Son nuestro lugar de escondite.
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La cuarentena, que se extiende por decisión gubernamental a la fuerza de las cifras de contagios, fallecidos y recuperados por el coronavirus, se sobrelleva, de alguna manera, con esa nueva forma de vida: la virtualidad, para no aislarnos del mundo. A la par que nos une, también abruma y avasalla porque las jornadas laborales se amplían y las relaciones se tornan impersonales. No queda más que ver pasar el tiempo y entender que los momentos especiales que disfrutábamos desde el abrazo, el beso o el cariño expresado desde lo presencial, apenas quedan como un recuerdo al que queremos retornar.
En una reciente entrevista con el diario La República el presidente de Claro Colombia, Carlos Zenteno señaló que durante la cuarentena el tráfico de internet creció 38% en las casas. “Antes, el tráfico en la casa era entre las 5 a.m. y las 8 a.m. seguía una hora valle todo el día, hasta las 6 p.m. y esto se iba hasta las 10 p.m. Ahora es una situación sostenida durante todo el día y hemos tenido una demanda muy grande”, señaló.
El dirigente empresarial indicó que en lo que se refiere a las redes fijas, hubo crecimientos de tráfico en las consultas de Google de más de 90%, y en lo que tiene que ver con Facebook, casi un 80%.
Ahora bien, las propias empresas se han transformado. Por ejemplo, Zoom que abrió la puerta hacia las reuniones virtuales y era, por excelencia, la vanguardia para la reuniones familiares y de trabajo, tuvo que fortalecer sus mecanismos de seguridad porque hubo varias denuncias sobre hackeo e interferencias que la hicieron vulnerable. En Colombia, hubo varias denuncias de entidades oficiales y centros universitarios.
Entonces aparecieron otros competidores para ese tipo de servicios comunicación grupal, Whatsaap y Facebook abrieron esa posibilidad y aunque no son tan utilizados, al menos, para reuniones de trabajo, si son herramientas eficaces para la el encuentro familiar y de grupos mas pequeños.
De la misma manera como esta virtualidad nos somete a esa nueva forma de vida, también se convierte en la única manera de encontrarnos con quienes hacen parte de nuestro entorno para no perderle el ritmo a lo cotidiano, a lo que somos, a lo que queremos seguir siendo.
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Los cumpleaños, el día de la madre, el día del padre y las fechas especiales, entre otros encontraron en la virtualidad, el medio para celebrar y no olvidar. Si antes nos quejábamos de los medios impersonales para estar presentes en esas fechas, ahora las valoramos más y acudimos a ellas para decir: aquí estamos.
Pero quien lo creyera, esa medida a veces recurrente ahora queremos que sea temporal. Nos hacen falta la visita presencial, partir una torta en familia, dar un abrazo en las fechas especiales, estar con los amigos, con los compañeros del trabajo, caminar por la calle sin temores de contagio, vivir lo que han llamado la nueva normalidad.
¿Pero cuando será? Estamos frente a un gran dilema. Mientras Colombia ve crecer los casos de contagio y de personas fallecidas por el coronavirus, debemos seguir aferrándonos a esa realidad de la virtualidad. Pero también nos llama a reflexionar sobre la necesidad de cuidarnos, autoprotegernos, acatar las medidas y contribuir a que no seamos parte de una cifra. Esa es la única manera posible para acabar con la virtualidad y volver a la normalidad.
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