¿La Selección es de todos?
Hace ocho días todos teníamos la ilusión de que la Selección colombiana de Fútbol revirtiera lo sucedido en el estadio Metropolitano de Barranquilla donde perdió 0 – 3 contra la siempre aguerrida y difícil Uruguay.
El siguiente compromiso por las eliminatorias al mundial de Catar 2022 contra Ecuador, que si bien no iba a ser fácil, por lo menos se pensaba sería la oportunidad para superar la mala imagen y la falta de fútbol que mostró contra la celeste.
Pues a la pálida y deslucida presentación contra Uruguay se nos vino encima, como la noche oscura, un partido peor y el 6 -1 fue el reflejo, no solo de un mal juego, sino que dejó muchas dudas sobre el compromiso que tienen los jugadores por la camiseta de la Selección Colombia. ¿La sienten? ¿Saben que están jugado por un país? ¿Saben que están representando a una patria que ha confiado en ellos?
Las dudas aparecieron y, no solo por los jugadores y su falta de actitud en la cancha, sino con el técnico portugués Carlos Queiroz y con la dirigencia de la Federación Colombiana de Fútbol. ¿Quién responde?
Lo que ha habido es silencio. Los colombianos no hemos tenido respuestas y, entonces, el tema quedó para la especulación, para las interpretaciones y para que amigos y enemigos de este proceso o fracaso conviertan las columnas de opinión y las redes sociales en campos de batalla y hasta en la “última palabra” de lo que no ha sido explicado por quienes están en la obligación de hacerlo.
Y en esos ires y venires de especulaciones apareció la versión de las confrontaciones internas en el camerino, de supuestas peleas que tuvieron como con “protagonistas” a referentes del combinado nacional. Se habló de James, de Cuadrado. El primero las desmintió y dijo que el equipo estaba unido, pero la verdad aún no está clara. Las versiones parecen ganarle a la realidad.
Y también está de por medio la eventual salida de Queiroz de la dirección técnica. Por ahora ronda el misterio, otra vez las versiones y el juego abierto de posibilidades advertidas por la crítica deportiva. Nadie sabe nada a ciencia cierta. Que se va, que se queda, que están negociando una salida digna (léase indemnización millonaria), que le darán un compás de espera. Bueno, como todo en Colombia, un misterio para darle de comer a la opinión pública y para llenar de titulares los medios de comunicación y de disputas, a veces banales, en las redes sociales.
Ante ese panorama de incertidumbre y de que se den respuestas concretas y claras sobre el futuro de la Selección Colombia con miras a los próximos juegos de las eliminatorias y de la Copa América aplazada y que se jugará el próximo año, vale la pena preguntarse si este es el equipo de todos o es de unos pocos que juegan con 50 millones de colombianos y a quienes lo único que les preocupa es llenar sus arcas de dinero y arrastran, con su mala gestión, los sentimientos de un país que ve en el deporte una salida a la angustia que nos rodea.
Lo que queremos, es volver a soñar y a unirnos en torno a esta causa.
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